Otro burdel yanqui
Hace poco más de cinco años que el país caribeño Haití es ocupado por tropas extranjeras en el marco de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización (Minustah).
La situación en Haití forma parte de la política estadounidense de colonización militar y económica del continente latinoamericano a través de intervenciones militares, bases, asesores militares, ejercicios conjuntos. El Minustah es, como el Plan Colombia, la iniciativa regional andina, el ALCA, el Plan Puebla Panamá, el CAFTA, el TLCAN-NAFTA, una operación que dice ser de “ayuda humanitaria y lucha contra el narcotráfico” pero en verdad lo que busca es ingresar en el sur del continente para fortalecer y expandir su imperialismo y controlar los recursos naturales y energéticos de la región.
Historia reciente
de Haití
Jean Bertrand Aristide ganó las elecciones de 1990 convirtiéndose en el primer
presidente democráticamente elegido en la hi
storia de Haití. René Préval fue su Primer Ministro.
La llegada al poder de un ex-sacerdote iden
tificado con la teología de la liberación a la isla de Haití, la más cercana a Cub
a, maraca el com
ienzo del fracaso de la estrategia estadounidense p
ara erradicar el comunismo en el Caribe. Aristide
fue derrocado ocho meses más tarde.
El apoyo de la comunidad negra de Estados Unidos a
Aristide y el desco
ntento en Haití con el régimen militar, hizo que Bill Clinton negocie un
compromiso: Was
hington organizó la salida de la junta militar y e
l regreso del presidente legítimo al poder a cambio de l
a promesa de Ari
stide de no exacerbar la lucha de clases y más bien
de reconciliar ricos y pobres; de no volver a criticar y
estigmatizar el capitalismo como un pecado mortal y de aplicar las recomendaciones
económicas del FMI.
Aristide regresó a su
país en 1994. La Constitución no autorizaba a d
os mandatos consecutivos y fue por eso que René Préval se presentó como candidato de
l partido y ganó con el 88 por ciento de los votos. Cuando finalizó el manda
to de Préval, Aristide se presentó a elecciones y
fue elegido nuevamente presidente. Comenzó entonces con su política antiimperialista y ex
igió sobre todo a Francia la devolución de 90
millones de francos-oro.
El 29 de febrero las Fuerzas Especiales de Estados Unidos invadieron el Palacio Presidencial y
anunciaron a Aristide que sería enviado a Miami para ser juzgado por tráfico de drogas
al menos que acepte de dimitir. Bajo la amenaza
de los fusiles M-16 y en presencia de James B. Foley, embajador de los EE.UU. y de T
hierry Burkard, embajador de Francia, Aristide se
negó a firmar una declaración de demisión preparada por los golpistas (aunque la
s agencias de información internacionales hayan dicho que sí la firmó). En su lug
ar redactó unas poc
as líneas sobre un papel a manera de despedida. Lue
go las Fuerzas Especiales lo llevaron en avión a la capital de la República Centroaf
ricana.
En el momento que
el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas fue
convocado de urgenci
a para decidir el envío de una fuerza de interposic
ión de cascos azules de la ONU, los EE.UU. y la
Francia, sin esperar la reunión, enviaron tropas.
Desde 2004 Haití
tiene una presencia armada y amparada por la ONU organizada por Washington. D
esde principios de 2006 el presidente de Haití es René Préval quien cumple su se
gundo mandato sin haber avanzado en grandes cambios. El gobierno aplica políticas neo
liberales que le dictan los organismos de financiamiento internacionales, q
ue no giran en torno a mejorar la calidad de vida de la población sino a conseguir la
estabilización de los indicadores macroeconómicos y la reducción de gastos sociales.
El panorama de hambre, falta de servicios socia
les y de infrae
structuras, la violació
n sistemát
ica de los derechos h
umanos, sigue imperando en Haití.
Situación en Haití
La historia de Haití estuvo marcada por la fal
ta cíclica de g
obernabilidad materializada en una de las dictaduras má
s sangrientas del Caribe y América
Central entre 1959
y 1979 donde los asesinatos alcanza
ron al tercio de la población.
La ingobernabili
dad está relacionada con el hecho de ser uno de los
países más pobres del mundo (aproximadamente e
l 9
0 por ciento es p
obre). Miseria,
corrupción, violencia ge
neralizada, carencias básicas, narcotráfico.
El desgobierno conlleva al funcionamiento de in
stituciones financieras sin control, que se nutren con
el lavado del dinero proveniente de un creciente trá
fico de estupefacientes colombianos.
Haití es un paraíso para delinquir. Al no regir las
instituciones gubernamentales, todo se puede hacer: tráfico de drogas, de armas y
contrabando son moneda diaria, y sus jefes son los
funcionarios oficiales.
Es un país agrario
donde no existen los registros de propiedad de la tierra y que perdió su soberanía aliment
aria (en 1970 producía el 90 por ciento de lo que c
onsumía, hoy importa el 55 por ciento). Además, la falta de combustibles hizo
que se intensifique el uso del carbón (se usa en el 7
0 por ciento de las cocinas del país), propiciado la d
eforestación.
La capacidad productiva está destruida (el 80 por ciento de los profesionales plantean abandonar el país por la falta de oportunidades), el 47 por ciento de los haitianos sufre de desnutrición crónica y de los que sobreviven, un 60 por ciento muere de VIH-SIDA y el 80 por ciento de los niños no asiste al colegio.
Existe además una tensión constante entre H
aití y la República Dom
inicana. El gran flujo de inmigrantes haitianos es absorbido por su país vecino y, m
uchas veces, los que viajan en busca de una mejor opción de vida caen heridos o mueren
en la zona fronteriza.
El anti-haitianismo sigue activo en la sociedad dominicana y en sus discursos se afirma que los menores inmigrantes protagonizan actos de delincuencia, deamb
ulan o molestan en la vía pública e incluso que son víctimas de abusos por parte de los traficantes de trata de personas. Tampoco faltan aquellos que se quejan de que absorben el trabajo nacional y quienes temen por una invasión haitiana.
En este último tiempo se empezaron a escuchar voces por parte de organizaciones sociales y de derechos humanos en contra del gobierno de René Pérval y de las fueras internacionales que ocupan su territorio, que transgreden la soberanía y la dignidad del pueblo haitiano. Denuncian la represión de las movilizaciones, las violaciones de mujeres, la injerencia en los asuntos internos del país y el despilfarro económico por parte de
Pero, por lo pronto, los indicadores socioeconómicos siguen revelando que Haití se encuen
tra cada vez más empobrecido y dependiente y está muy lejos de encontrar solucion
es a sus problemas.
¿Qué es la Minustah?
El 1° de junio de 2004 comenzó sus actividades la
Misión de Estabilización de las Naciones Unidas
en Haití (MINUSTAH), liderada por Estados Unidos, con apoyo directo de Francia
y Canadá, coordinada por las Fuerzas Armadas
de Brasil e integrada por efectivos de Chile, Urugu
ay, Ecuador y Espa
ña.
Fue creada por una resolución del Consejo de Seguri
dad de la ONU el 30 de abril de 2004. La resolución
establecía que la Misión permanecería en Haití por un período inicial de se
is meses, pero todavía continúa allí.
El pretexto del
Minustah es combat
ir delincuentes y bandas militares aliadas al ex presid
ente Aristide. Su función real es construir zonas francas para el beneficio de
empresas multinacionales, utilizando manos
de obra casi esclava, privatizando y entregando al país.
Intervención del norte
Estados Unidos ayuda a financiar el Minustah y aporta
personal a la misión civil internacional de vigilancia policial de la ONU. Los asesores estadounidenses se encuentran en Haití trabajando en la capacitación de la policía haitiana, reforma penitenciaria, y capacitación de jueces y fiscales. Los Estados Unidos y otros donantes están ofreciendo ayuda al Consejo Electoral Provisional para organizar, dirigir y supervisar las elecciones.
Con la intervención en el país, son los pobres de los barrios populares los únicos masacrados, y la inseguridad, manejada a través de los grandes medios de prensa como el principal problema nacional, sirve de pretexto para engañar y justificar la violación de la soberanía del pueblo haitiano. Las organizaciones acusan a la Minustah de reprimir las huelgas y luchas de los trabajadores que enfrentan la terrible miseria en que viven, y de cometer asesinatos, abusos sexuales, casas quemadas, prisiones arbitrarias, entre otras violaciones a los derechos humanos.
La conducta de Estados Unidos en Haití complementa los movimientos derivados de los planes Colombia y Mérida, del golpe de estado en Honduras, del patrullaje de la IV Flota y de la política de establecimiento de bases militares, con la complicidad del presidente colombiano Álvaro Uribe.
Los argumentos de los países sudamericanos miembros de Minustah son que así contrapesan los intereses de Estados Unidos. Pero las organizaciones de Haití reclamaron a los gobiernos latinoamericanos que, si realmente quieren ayudar a Haití, sólo deben imitar los ejemplos de Cuba y Venezuela.
Esta es la primera parte del documental El Espejo Haitiano (2004) que cuenta sobre el derrocamiento de Aristide y la ocupación militar.
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