jueves, 8 de octubre de 2009

Cuestión de fondo

Y sí, finalmente, para aquellos que lo extrañaban, el FMI vuelve a asomar sus garras en el Cono Sur. Y regresa con todo su colorido: mágicas recetas, señoriales pretensiones, paternal rigor y sus infaltables e invalorables dones de adivinación y predicción. Lo hace una vez que la crisis comienza a disiparse, confiando en la poca capacidad de memoria de aquellos que lo insultaron a rabiar, adjudicándole (no con poca razón) gran parte de la responsabilidad del reciente desbarajuste financiero y de la pérdida de trabajos en casi todo el mundo. Es que, como no podía ser de otra manera, ahora que la economía real ya pagó los gastos de su hija timbera, caprichosa e insaciable conocida como economía financiera, es momento de mezclar y dar de nuevo. “Show must go on”, con la frente en alto, como si acá no hubiera pasado nada.
Pero, para que no nos agarre desprevenidos, o aunque sea para trocar estupidez por masoquismo, conviene hace un mínimo de memoria. El último préstamo acordado entre el FMI la Argentina fue hace nueve años, en el 2000. Se trató del famoso “blindaje”. Los que no se acurdan pueden leer la siguiente gacetilla, publicada por la agencia Télam el 22 de mayo de ese año, la cual, para evitar números engorrosos, se encuentra resumida.


"El Gobierno pactó con el FMI la ley previsional y el déficit fiscal
Se firmó ayer la Carta de Intención con el Fondo, condición para obtener el blindaje financiero. Deberá haber “avances” en la reforma previsional para mayo.

Además, se comprometió a "obtener sustanciales avances" en la reforma previsional antes de mayo del año próximo y la preparación de un plan de reestructuración del sistema de Asignaciones Familiares.

El programa con el FMI, que se extiende hasta el 2002, prevé revisiones, que condicionan la entrega de los fondos, en mayo, agosto y noviembre del año próximo y en febrero de 2002. A partir de esa fecha se harán trimestralmente.

El secretario de Hacienda afirmó que "los desembolsos del primer trimestre del año ya están asegurados y no están sujetos a metas o a las reformas propuestas", entre ellas la previsional.

Consultado si para mayo no fuera aprobada la ley el Gobierno apelaría a un decreto de necesidad y urgencia el funcionario señaló que "esa posibilidad se evaluará en su momento".Además, el Gobierno se comprometió ante el FMI a no "conceder nuevas moratorias ni establecer otros mecanismos de facilidades de pago", a lo que el funcionario aclaró que se refieren a nuevos programas y no a las líneas ya habilitadas.
La preparación del plan de reestructuración del sistema de Asignaciones Familiares contempla la mejora de mecanismos de administración y la estructura de aportes y beneficios.
A su vez se prometió continuar con el plan de reestructuración de la Anses y la realización de un plan para eliminar el déficit del PAMI.
Respecto al tema de las reformas y pautas formuladas en la carta de intención, Vicens afirmó que "para el FMI hoy es más importante el rumbo de la política económica y no las metas".
De allí que el funcionario de la cartera económica afirmara que la "la aprobación de la reforma previsional" no sea una condición excluyente en el programa sino una necesidad para consolidar el estado de las cuentas públicas" en el largo plazo."


Luego de este préstamo, no hace falta decir lo que vino. Los números 19 y 20 hablan por sí solos.
Después de la crisis del 2001 la economía argentina volvió a crecer, e incluso se pudieron cancelar las deudas con el bendito FMI. Ahora bien, esto se logró, en la mayoría de los casos, haciendo lo contrario de lo que el organismo proponía. En este sentido, los números publicados por Alfredo Zaiat en Página 12 el domingo 4 de octubre representan un buen ejemplo. Dado el camino “erróneo” que tomaba la Argentina, el fondo, en base a los cálculos de sus eruditos académicos, cada año preveía un crecimiento menor al que en realidad terminaba siendo:
-2003: pronosticó un crecimiento del 3,0 por ciento y fue 8,8.
- 2004: estimó un avance del PIB del 5,5 por ciento y fue 9,0.
- 2005: calculó un saldo positivo de la economía de 6,0 por ciento y fue 9,2.
- 2006: vaticinó un crecimiento de 7,3 por ciento y fue 8,5.
- 2007: predijo un comportamiento favorable de 7,5 por ciento y fue 8,7.
En el caso del 2008, luego del lockout de los empresarios sojeros y la crisis internacional, el pronóstico terminó siendo bastante coincidente: apenas un 0,3 menor a lo que fue.
Si bien los economistas neoliberales afirman que no es bueno mezclar economía con política, si se ven las predicciones para el año que viene, se podrá notar, cuanto menos, un dejo de tendenciosidad acorde a cuál sea el gobierno de turno: mientras se afirma que uno de los países con mayor crecimiento será Perú, se asegura que el que menos crecerá será Venezuela. Hecho curioso, que los duros números de los chicos de Wall Street se ablanden frente Alan García.
Queda decir que es recomendable conservar la frialdad y la propia soberanía sobre los números de un país. Ahora que se vienen, no queda bien ser un mal anfitrión, pero no por eso hay que compartir la calculadora. Que no cunda el pánico, pues son muchas las casas que detrás del cartel de “Cuidado con el perro” tan sólo tienen un caniche.

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