jueves, 8 de octubre de 2009

El pueblo hondureño a la espera de un acuerdo

Sin aferrarse a la agenda de los medios, pero considerando la importancia de los sucesos, surge la necesidad de volver a indagar sobre lo que ocurre en Honduras. Cumplidos 100 días desde que el Gobierno de facto derrocó al presidente democrático Manuel Zelaya, empezaron las reuniones entre golpistas y zelayistas para llegar a un acuerdo político, en una misión diplomática que tiene como mediador a representantes de la Organización de Estados Americanos (OEA). Si bien la restitución de Manuel Zelaya en el poder es indudable, la tolerancia de algunos actores deja más dudas que certezas. El mismo presidente Zelaya, que se encuentra en la embajada brasileña en Tegucigalpa, mostró un cierto grado de desconfianza “Creo que todavía hay una salida, pero no la veo cerca”.


Previo a la llegada de cancilleres de la OEA, el Gobierno golpista anunció el levantamiento del estado de sitio. La medida que contemplaba la anulación de las libertades constitucionales fundamentales, intentaba impedir cualquier tipo de protesta callejera. Pero el pueblo, lejos de apaciguarse, continuó en la calle. El Frente de Resistencia reafirmó continuar con las manifestaciones que realizan desde el derrocamiento de Zelaya, mostrando un gran avance ante el retroceso de ciertos sectores que, ante cualquier amenaza a sus intereses, demostró ser capaz de recurrir a los viejos métodos represivos y antidemocráticos. Pero una de las armas más eficaces que tiene un pueblo es su historia, esa que nos ha enseñado que ningún gobierno militar en el poder busca la justicia social y la equidad. El pueblo hondureño ha sufrido detenciones, censura, hostigamiento y hasta muertes, pero continúa firme contra el golpe. Ha dejado de lado diferencias políticas e ideológicas, para unirse en resistencia al gobierno golpista.

Esa unidad no se ha mostrado del lado de quienes apoyan el golpe, que buscan el desenlace que los deje mejor parados. Las fuerzas se dividen en torno a las negociaciones iniciadas por la OEA. Algunos empresarios han mostrado sus diferencias con el Régimen golpista y aceptan el retorno del presidente constitucional, siempre y cuando no toque sus intereses. En el ambiente político también se advierte una ruptura, y si bien no apoyan el retorno de Zelaya, a sí mismo quieren dejar a un costado a Micheletti. Desde los sectores afines al candidato del Partido Liberal, Elvis Santos, se propuso que un tercero asuma la presidencia, y que tanto Zelaya como Micheletti se comprometan a no participar en la política por cinco años.


Pero el Gobierno Dictatorial tiene claro sus objetivos. Si bien hace algunos días Micheletti habló de la posibilidad de restituir a Zelaya a su cargo, manifestó que esto ocurriría tras las elecciones del 29 de noviembre, evidenciando que lo que se busca es que Zelaya vuelva al poder por un período muy breve, y no conseguir la estabilidad política y social en Honduras.


En el medio, la comunidad internacional reaccionó, con sus vacilaciones y con sus tiempos, pero dejando en claro que el único desenlace posible es el retorno al mando del presidente Manuel Zelaya. El secretario general de OEA, José Miguel Insulza, manifestó nuevamente la necesidad de llevar a cabo las negociaciones en torno al Acuerdo de San José, que propone el retorno del Zelaya y el indulto para los involucrados en el golpe. Comenzaron las reuniones en Tegucigalpa, acorde a lo que el orden internacional establece, y ante la resistencia de un pueblo que exige, con sus deficiencias y fallas, el retorno a la democracia.

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